A veces no estás en ese momento en el que te gustaría... ¿Recuerdas el verano? El humo saliendo de tu garganta mientras el sol te calentaba todo el cuerpo, y pensaste; ojalá no cambiara nunca esta sensación. Yo ya no pensé en pedir que esa situación fuera eterna, de hecho siempre tengo la realidad bastante presente y estar en la playa durante todo el tiempo que me plazca no es una de mis posibilidades. Pero siempre me ha quedado disfrutar de los recuerdos aunque más que disfrutarlos atraen melancolía, melancolía que se convierte en ganas de que llegue esa época donde al parecer todo se hace más fácil. Pero no sólo son buenos momentos los que carecen de horarios, monotonía e inquietud... El escalofrío al escuchar una canción, recibir un sms que no te esperabas, un regalo de los que no cuestan nada, un beso que no se olvida o una frase que te tatuarías, una foto de esos ojos que pasarías horas sin parar de mirar y los chistes malos para sacar a relucir esa sonrisa que me encanta. Y miles de sensaciones gracias a las cuales durante una milésima de segundo pasó por mi mente un fugaz: ''Ojalá estuviera así siempre''
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