Eras como mi tabaco; siempre encendido, siempre consumiéndome hasta llegar al filtro. Sí, tú eras mi tabaco, y yo, yo era como esos labios carmín que te fumaban de arriba abajo. Eras como el humo que guiaba mi paso, que me ahogaba y me dejaba sin aliento un rato. Eras el calor que me tentaba en las frías tardes de otoño con deslizarte de mis dedos hasta el suelo, y quemarlo todo entre risas y aplausos. Eras el cigarrillo que se enciende para consumir al Tiempo cuando las nubes deciden llover,y los días se pasan volando entre buena música y café.Eras la ceniza que devoraba el papel, que abrasaba, y que perseguía mis dedos fundiendo todo lo que se interponía entre el extremo y mi boca con sus cálidos dientes de alquitrán para poderme comer. Eras mi insalubre nicotina; siempre encendida,siempre conmigo, aunque supiese que sólo con olerte mi cuerpo se contamina. Eras la ceniza de una vida que nunca se terminó de deshacer.
Babel, una historia arcana de R.F. Kuang
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*Hoy os traigo mi opinión de Babel, escrito por R.F. Kuang y publicado por
Hidra.*
Tenía muchas ganas de leer este libro ya que prometía una historia Dar...
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